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viernes, 4 de julio de 2025

DEPECHE MODE, 20 años de la resurección "Playing the Angel" (2005)

 

Martin L. Gore (sintes, guitarra, composición)Dave Gahan (voz), Alan Wilder (sintes y programación) y Andy Fletcher (sintes) fueron la alineación titular de los DEPECHE MODE hasta que finalizó el Exotic Tour (1994), extensión de una de las giras más brutales de la historia, el Devotional Tour (1993), en la que se presentaba el demoledor Songs of Faith and Devotion (1993). Entre los daños colaterales derivados de esa gira, el más irreversible fue la dolorosa salida del grupo de Alan Wilder, pieza fundamental en el ADN del sonido de la banda desde su entrada en 1982. Tras la recuperación de Dave de sus graves problemas de adicción vuelven como trio con Ultra (1997) y luego Exciter (2001), dos álbumes aceptables pero claramente inferiores a la media, sobre todo en comparación a sus tres precendentes. 

La ausencia de Wilder fue complicada de digerir, aún ahora se nos hace bola, además viendo los trabajos inmediatamente posteriores de la formación se hacía más evidente la magnitud de la pérdida. 

Con este contexto el 17 de octubre de 2005 ve la luz el undécimo álbum de estudio de los DEPECHE MODE Playing the Angel, un puñetazo encima de la mesa de los de Basildon. Estamos ante su mejor trabajo durante la primera veintena de los 2000, ahora ya con la consolidación de la estrecha colaboración de dos miembros más en la recámara: Christian Eigner (batería) y Peter Gordeno (teclista). Además por primera vez Dave Gahan interviene en la co-autoria de canciones, concretamente en tres junto a Eigner y Andrew Phillpott, equipo con el que arrancó su carrera paralela en solitario. Fue producido por Ben Hillier, una asociación que perduraría en los dos futuros discos. 


El quinteto de cortes que arrancan Playing the Angel es desarmante. "A Pain That I'm Used To" arrolla desde su ensordecedor intro. Uno de los cortes más discordantes de la carrera de los DEPECHE entre la sugerente estrofa y ese estribillo que se va desbocando hasta explotar con esa especie de estruendo industrial que a la vez presenta el tema. Descarado, fresco, ilusionante. Y no bajamos el nivel de intensidad que llega la pegada de "John the Revelator", un blues electrónico y distorsionado, menuda locura. Seguimos con el aura industrial, aquí más retorcido. Inspirada en la original del norteamericano "Blind" Willie Johnson (1930) es la primera de las cuatro canciones en las que aparece la palabra "angel", contenida en el título del trabajo.

"Suffer Well" es una de las que firma Gahan en el álbum, single indiscutible del mismo, clásico instantáneo. Debatiéndose entre la elegancia y la oscuridad con ese halo bailable y el riff guitarrero marcado a fuego. Autobiográfica, solo hace falta ver su espléndido videoclip (insertado a pie de página). Llevamos tres temas y tres singles indiscutibles, inmejorable empiece.

Rebajamos un pelín el nivel de magnetismo con "The Sinner in Me" aunque no te lleves a engaño, este medio tiempo lleva sorpresa incorporada. Un nervio latente que traspasa, casi puedes notar su descarga. Finalmente se quita la careta en el salvaje último minuto y medio en el que guitarra y programación se asocian en un estallido electrizante.   

Volvemos al redil de la excelencia más absoluta con la conmovedora "Precious", si te fijas en las reproducciones en streaming se situa entre las cinco top de la banda. DEPECHE MODE recuperan el ambiente más sintético de sus primeros álbumes con riff y loop de teclados que se van entrelazando hasta presentar el sugestivo estribillo. El riff parece golpeado en vez de tocado y el loop es puro terciopelo, pero a la vez se complementan de maravilla. Aunque la cante Dave este corte se lo dedica Martin a sus hijos envueltos en el divorcio de la pareja.

Mr. Gore coge el micro en "Macro", no pretendía hacer un juego de palabras, salió solo. Enigmática, hipnótica. De naturaleza electrónica aumenta su densidad brumosa en el estribillo hasta que llegando al ocaso reivinca lo analógico a partir de unos acordes guitarreros.


La balada "I Want It All" es uno de los temas más disonantes del álbum. Surtida de recovecos con unas programaciones tan imprevisibles como audaces. La segunda con Gahan involucrado en su composición nos hace levitar durante sus seis minutos de cadencia trip-hop.

"Nothing's Impossible" cierra el trio de cortes no manufacturados por Martin, aunque aquí su guitarra tenga cierto protagonismo, con un envoltorio tenebroso no excento de ritmo impuesto por su marcial base. En el minuto tres sube una marcha más en el desarrollo culminando su hechizo amoroso.

El interludio instrumental lo pone la fantasmal "Introspectre" llevándonos de la mano hacia "Damaged People". Martin se desgañita dando voz en delay, emulando hábilmente a un coro, a la "gente dañada" en un emotivo corte electroacústico. Nos despertamos de este letargo sombrío con "Lilian" y su embrujo bailable, aunque sea con lágrimas de desamor en los ojos. Esos delicados acordes guitarreros me matan del gusto.

"The Darkest Star" en su primera estrofa da título al disco, uno que finiquita con este frondoso darkwave de casi siete minutos de duración, un amago de sinfonía. Tétricas notas al aire de piano y los coros de Martin intentan abrirse paso entre sus inflexiones imposibles. Broche de oro para un Playing the Angel que desenterró a los DEPECHE MODE más inspirados.