Siguenos en Facebook  Síguenos en Twitter  Siguenos en YouTube  Siguenos en Blogger  Siguenos en por RSS

lunes, 10 de marzo de 2025

SHEGO - "No lo volveré a hacer" (Ernie Records, 2025)

 

Ni que decir tiene que las SHEGO son una de las bocanadas de aire fresco más arrebatadoras de los últimos años en el panorama musical independiente patrio. Dando guerra desde 2020 con varios singles, un par de premios, un EP y el ilusionante debut en formato largo Suerte, chica (2023), ahora nos traen más madera con su segundo álbum: No lo volveré a hacer (Ernie Records, 2025).

Maite Gallardo (voz, guitarra), Raquel Cerro (voz, guitarra) y Charlotte Augusteijn (bajo) confirman los mejores augurios ganados a pulso durante este último lustro en treinta y dos minutos de estimulante punk-rock enmarcando un disco que transita por las fases de lo que viene a ser un amor tóxico de manual. 

"Un secreto" arranca el disco dejándonos con ganas de más desde el minuto 0. Y es que sus desgarradores minuto cuarenta y cinco segundos son un empiece de trabajo demasiado placentero como para no alargarlo un minutillo más. Ese bajo iniciático se manifiesta como puñetazo encima de la mesa, somos SHEGO y seguimos liándola parda. Este tema da sentido al dicho de que en el bote pequeño está la buena confitura.

Foto de Adri Cuerdo

Se consuma la ruptura sentimental con "Aunque duela": <<Hay días que aún me dura y me arrepiento pero luego me acuerdo que... Aunque duela es mejor así, me parece lo mejor para mí>>. Los poderosos rasgueos guitarreros que enmarcan el tema parecen sellar un categórico: ¡A tomar por culo! La melódica parte instrumental le pone la guinda a otro estupendo corte.

El riff de guitarra omnipresente ejerce de cicerone perfecto para la deslumbrante "arghHhh!". Estrofa de terciopelo presentando un estribillo que es empoderamiento al cuadrado. Esta onomatopeya sonora incluye final apoteósico con un bajo que está que se sale.

Con "Mantra" parecen decididas a seguir las indicaciones derivadas del título disco pero ya se sabe: <<No lo volveré a hacer, luego lo hago otra vez>>. Y eso que insisten, lógicamente al modo "mantra", como quiriendo dar un empujoncito al autoconvencimiento. Los gritos que escoltan el guitarreo sentencian una redención a todas luces inútil.

Llega la melancólica "Manifesting" y con ella la canción más redonda del álbum, y eso es decir mucho teniendo en cuenta el magnetismo reinante en toda la escucha. Sugestiva estrofa, puente incisivo, estribillo desarmante y unas guitarras que cuando nos traen de vuelta resuenan mucho a los The Strokes más inspirados. Pura maravilla.

En la encantadora "No quiero" se nos cuela un sutil sabor surfero con esos sutiles coros abrazando el trabalenguas <<No puedo, ni quiero, ni debo, ni puedo, quiero>>. Luego nos embarga la languidez nostálgica de "Algunos lunes" y parece que nos falte incluso la respiración. Pero tranquilas que llega "La fiesta" para remontar subiendo las escaleras de tres en tres. Ese punzante riff guitarrero secundado por un bajo muy jefe te guiaran hacia la primera bacanal que se ponga a tiro.

El medio tiempo "Backstage" traspira desesperación y angustia, un querer salir del hoyo sin saber demasiado bien cómo. El increscendo tramo final remata atisbando reacción: <<No es tu culpa ni es la mia, hace tiempo que lo puedo ver>>. La misma que se confirma en la hedonista "Curso avanzado de perra" (videoclip insertado a pie de página), dónde aquello de que "quien pega primero pega dos veces" se hace religión. Poderío y rebeldía con unas guitarras y bajo cogiéndote bien fuerte de la mano para ponerle el lazo de regalo al decreto final:<<Cada día en el mundo vas a ser tan feliz, nada va a dolerte, nadie te va a destruir>>.

Reciente concierto en Castellón

La acústica "(es posible)" contiene lo que parece ser la mayor colaboración nunca vista en una canción estatal, exceptuando proyectos solidarios, ahí es nada con: agosto, Alvadera, Casero, Clara Redi, El Buen Hijo, Ganges, Ghouljaboy, Ginebras, Grande Amore, interrogación amor, Kimberley Tell, Las Dianas, Lucy Morry, mariagrep, Menta, Mira Paula, Repion y Toldos Verdes. Más allá de records Guinnes estamos ante un canto a las cosas buenas de la vida, las que nos hacen mejores personas o solamente nos proporcionan un soplo de efímero placer. La guinda la pone un rabioso último minuto acompañando los versos finales: <<Cuando la vida sea buena todo el rato, ¡De una puta vez! Llegarás a mis brazos>>.

viernes, 28 de febrero de 2025

PUMUKY - "No sueltes lo efímero" (Keroxen, 2025)

 

Los hermanos Jaír (voz, guitarra eléctrica y sintetizadores) y Noé Ramírez (guitarra eléctrica), miembros fundadores, junto a Mariano Gracia (bajo) y Albert Morales (batería) son la alineación actual de PUMUKY. La que podemos oír en No sueltes lo efímero (Keroxen, 2025), el nuevo hito sensorial de los canarios. 

Hacía diez años que no publicaban un larga duración tras el Justicia Poética (2015) aunque nos amenizaron la espera con el EP Castillo interior en 2020 y sus posteriores remixes, además del single Metahackeo (2022) junto a Elinor Almenara de VVV [Trippin'you]. Las circunstancias provocaron que menguaran a dúo parental sustituyendo la batería por una caja de ritmos. Ahora, otra vez como banda al uso, vuelven desbordantes de energía melancólica marca de la casa, pasándonos por encima como una apisonadora emocional que a su paso hiere y cicatriza. 

Con la intervención del distinguido productor Raúl Pérez No sueltes lo efímero trata de eso, de dar importancia a lo realmente importante, por poco que parezca mientras suceda. Siempre que te deje con media sonrisa o genere un soplo de felicidad, valdrá la pena agarrarlo bien fuerte hasta que se desvanezca. PUMUKY culminan la experiencia con sus embriagadoras armonías slowcore y shoegaze características.


El disco arranca con la desgarradora "El salitre de tus labios" reprochando la muerte del ser amado: <<Al despertar te habías ido sin avisar. El calor de tu presencia se empezaba a disipar / Cómo quedaron tantos planes sin acabar. Marchitándose en mi pecho, no me dejan respirar>>. Unos lánguidos acordes guitarreros van desperezando la escucha presentando a Jaír soltando los primeros versos. Luego la canción va cogiendo carrerilla en sosegado in crescendo con todo el grupo implicado, hasta que rondando el segundo minuto y medio despliega sus alas majestuosa hasta el final: <<Y de repente, te siento en todas partes. No dejo de buscarte, no pienso olvidarte>>. PUMUKY golpeando sin piedad en las entrañas desde las primeras notas del trabajo.

En "Lo recuerdo todo" se hace evidente lo bien que se llevan aquí los sintetizadores con el resto de la instrumentación. Entrelazándose, modelando un robusto vínculo solo alterado llegando al ecuador del tema, cuando se le despega la fracción más eléctrica del combo para desfrenarse cuesta abajo. La batería coge impulso preparando un vigoroso final, enmarcando una lírica como siempre exquisita: <<No habrá ninguna forma de evitarlo… Te querré curvando el tiempo y el espacio>>.

Quizás uno de los temas más desarmantes de No sueltes lo efímero sea  "La singularidad" y eso es decir mucho en medio de tanta arrolladora sugestión. A la vez puede resultar la de más pegada inmediata. Cuatro minutos que son pura delicia de principio a fin, con ese evocador inicio armando la estrofa, desdoblándose entre sorprendente poderío. Luego aún vendrá otra vuelta de tuerca en un último tercio a modo de truco final.  

"Terriblemente bello" traspira amor verdadero, uno como el paternofilial, en este caso el que expresa Jaír a su hija en lo que dura este tierno corte. PUMUKY tienden a abrir sus poéticas letras a diversas interpretaciones pero aquí creemos haberles calado a la primera. Los rasgueos guitarreros abren las compuertas a una cascada de conmoción y afecto. Mientras llega su ocaso nos vamos resignando a: <<Que nunca acabará, que nunca se acabe… Que nunca acabará, hasta que se acabe>>.

Nos arrastramos por el suelo, sin ánimo ni para articular auxilio. "Si no sabemos dónde ir" transmite desaliento al cuadrado, aunque con un resquicio de luz salvavidas. Un balsámico riff de sintes ejerce de guia a través de la neblina aliándose con la batería que vuelve a salirse de plano en un rugiente último minuto. 

PUMUKY nos tienen acostumbrados a los finales épicos, vamos teniendo buen mostruario en este trabajo. "Estudio sobre mi rabia" no podía ser una excepción. Empezando con ligero flow enredándose en una letra rebosante de amargura: <<Sistemas caídos, sangre en los oídos, polvo y metralla, una calma extraña>>. Finiquitan armados hasta los dientes de balsámica convulsión. 

Un bajo discreto pero determinante nos coje la mano desde el minuto 0 en "Escapismo o barbarie", otro de los momentos cumbre de No sueltes lo efímero. Una canción dividida en dos, con delicada primera parte haciéndose la remolona por llegar a los fuegos artificiales de la segunda. Pocas veces evadirse tuvo tanta recompensa como bajo el influjo de esos dos últimos minutos. 

Bajamos un escalón más hacia los infiernos con "El desencanto" pero serenidad, nada es para siempre, tampoco el dolor. Para mitigarlo llegan los sintes juguetones de esta especie de vaporoso vals electrónico que es "Hablando con los animales". De hacerse realidad ese diálogo deberíamos tomar buena nota de su mensaje.