FERRAN ORRIOLS, cantante y compositor del grupo Nyandú, presenta segundo álbum en solitario con Darrere els horts (Great Canyon Records, 2025). Pasando del DIY de habitación del inicial Plata (2023) a ensanchar su esencia folk, abriéndola a nuevas influencias y a múltiples colaboraciones como los artistas internacionales de renombre Steve Jones (de la icónica banda británica de folk-rock de los 70 Heron) y Alex Bush (colaborador habitual de Damien Jurado). También de estatales como Mar Pujol, Jaume Guerra (Obrint Pas, ZOO) y Àlex Pujols (Txarango), por citar algunos.
Darrere els horts tiene un explícito título con marcado sello rural, por algo su grabación fue en un estudio habilitado donde antes había una granja de pollos, en La Torre d'Oristà (Barcelona). En ese pueblo nació el cantautor y allí ha vuelto con su família para vivir y de paso gestar un álbum monumental.
Estamos ante un trabajo arriesgado desde su naturaleza intimista hasta la duración. Cincuenta y cinco minutos de escucha es como hacerle un pulso al ritmo vertiginoso de la vida moderna. La recompensa podría ser querer quedarte a vivir por entre sus 24 canciones. Vale la pena ¿no?
La intro "Cançons" abre el álbum con la voz de Ferran sentenciando: <<<Jo no els demano res a les cançons i elles tampoc m’ho demanen a mi>>. Nos recuperamos de la profundidad lírica que iniciava esta travesía sonoro/vital cayendo en brazos de la calidez acústica de la bucólica "Fer l'amor". Compite con el anterior corte por ver quien contiene la mejor frase en primera persona: <<jo només vull fer l'amor, jo només vull fer l'amor, en aquest poble de mort>>.
"Mustang" con banjo y coros estridentes incluidos, rompe con los estándares del folk más ortodoxo, reafirmando el hambre de Ferran por abrir su propuesta a medida que se lo pide el cuerpo. El resultado es otro corte embriagador.
Unos aterciopelados acordes a la guitarra acústica parecen querer atenuar los efectos de la mordida del perro que se aparece en "Les dents". Disgustos que hay que ir superando por la senda de la vida, no queda otra.
El primer single avance del disco fue la cálida "Hermoses" con esa base casiotone incorporada. Una de las más ricas instrumentalmente del trabajo. Ese cambio rondando el segundo minuto y medio es el broche de oro para una canción toda ella maravillosa.
El nivel de hechizo sigue por la estratosfera con "Les presses" y esa guitarra acústica bien jefa, como queriendo jalear dulcemente los consejos contenidos en otro espléndido corte de FERRAN ORRIOLS.
Entramos en un tridente de temas cortos, ninguno llega al minuto y medio, con "Conservadors", "Perot i jo a la intempèrie" y "La Morronga". El segundo es el único que tiene credenciales de canción convencional, además en desarrollo in crescendo, con más empuje que la media. El primero parece más bien un interludio y el tercero es un canto tradicional a dos voces.
La preciosista "Gràcies a tu" es pura golosina. Dedicada a algún o algunos seres muy queridos con versos tan reveladores como: <<Quan estem junts soc molt feliç. Quina sort tenir-te aquí. Em mires i somrius obertament, no hi ha res més que pugui fer, que veure’t créixer i deixar-te ser. Us estimo>>. Por si hubiera dudas unos gorgoritos de bebé rubrican su entrañable atmósfera.
"El Grinch" es el segundo interludio del álbum con Ferran y su guitarra acústica testificando uno de los grandes pecados capitales, peor que no ir a misa en domingo, curiosamente pasa en el mismo santo dia. Llega la épica contenida de "Artistes" y con ella la aureola de gran banda encima de un escenario con trompeta, acordeón y contrabajo como invitados de lujo. El momento culminante del álbum justamente en su ecuador.
En manos de Ferran voz y guitarra acústica forman un mágico binomio, un lugar seguro en el que refugiarte cuando precises. Se demuestra una vez más en cortes de desnuda belleza como "Estima", además con un mensaje de aquellos que deberían de calar hondo: <<L’estima és el que vull. L’estima és el futur. L’estima és un regal, aquí el tens obertament i a partir d’ara, estima els altres com si fossis tu mateix>>. También en la siguiente "Benparit" donde reforzando la sensación de intimidad se alcanza a oir lo que parecen chasquidos de la leña quemando en la chimenea.
"Tom Delonge" es un homenaje envenenado al líder de la banda de rock estadounidense Blink-182. Es que al final de lo que se trata es: <<Que aquí hem vingut a passar-ho bé! No hem vingut a demostrar res! Que la música no es tracta de fer-ho bé, sinó de fer-ho!>>.
Las notas desplomadas del piano en la efímera "Andana 9 i 3/4" nos conducen al rincón del National Geographic particular de FERRAN ORRIOLS manifestándose con dos concisas canciones dedicadas a animales: "La marmota" y "La granota".
La ternura es una de las virtudes más evidentes del artista catalán y "No t'estimaré sempre igual" es la enésima prueba de ello. Otra de aquellas canciones que te dejan con media sonrisa de satisfacción marcada en la cara.
El mes de septiembre para el que escribe siempre ha sido un mes agridulce. Por una parte es mi cumpleaños pero por otra se acaba el festivo verano con todo lo que supone. Algo así parece suceder en "Ai, setembre!", no se acaba de clarificar si se celebra o se teme.
La energía eléctrica de "Càmping" es una de las sorpresas del álbum rompiendo con la reposada tónica general. Nos empuja la distorsión hacia una verdad catedralicia: <<Si voleu anar endavant canteu cançons, que en el fons empenyen el món>>.
El "Lluçanès" es la comarca barcelonesa de reciente denominación donde tiene las raíces Ferran y a la que dedica esta fugaz pieza, con pajarillos incluidos. Siguen piando en "Roses grogues", adaptación del "Yellow Roses" (1970) de los Heron. Por supuesto con Steve Jones al piano cerrando el círculo.
La canción que da título al disco es también la que lo finaliza. "Darrere els horts" resulta un cierre vitalista, la más coral y festiva del conjunto, irradiando los placeres sencillos de la vida a modo de lema conceptual del trabajo.
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