<<Voy a tomar el camino equivocado, voy a salirme de la trayectoria, voy a meterme en líos, jugar con fuego, incumplir las normas>>. Así empieza Fuego (Elefant Records, 17), quinto álbum de LA BIEN QUERIDA. Quizás no fuera coincidencia que en la primera estrofa de su corte inicial "Dinamita" encontremos la práctica definición de por donde van los derroteros en éste su nuevo trabajo.
Ana Fernández-Villaverde se sale de la trayectoria, juega con fuego, incumple normas; pero ni se la pega, ni se quema, ni mucho menos merece castigo por ello, todo lo contrario.
Después de Premeditación, Nocturnidad y Alevosía (Elefant Records, 15), un álbum tan globalmente sombrío como sobresaliente, , Fuego se erige como el bálsamo definitivo, actuando tal que mercromina para las heridas del corazón.
Ana Fernández-Villaverde se sale de la trayectoria, juega con fuego, incumple normas; pero ni se la pega, ni se quema, ni mucho menos merece castigo por ello, todo lo contrario.
Después de Premeditación, Nocturnidad y Alevosía (Elefant Records, 15), un álbum tan globalmente sombrío como sobresaliente, , Fuego se erige como el bálsamo definitivo, actuando tal que mercromina para las heridas del corazón.
Eso que aún queda alguna que otra cicatriz en forma de resquicio oscurillo, como en la anteriormente mencionada "Dinamita", pura melancolía; la lánguida "Lo veo posible", con ese estribillo demoledor <<Quiero que veas lo que veo, que creas lo que creo, y entiendas que lo veo posible>>; en "Peor que las demás", con esa pegada dark-wave tan molona; y en "La Pieza Que Me Falta" (feat. La Estrella de David), entre sugerente y tenebrosa. Pero finalmente la luz vence de sobras y esos momentos neblinosos no pasan de ser mero contrapeso emocional.
Pop aterciopelado en cortes tan efectivos como "Permanente", "Si me quieres a mí" y "El lado bueno de las cosas"; los dos primeros incitando al baile, y el tercero increscendo, con ese cambio rompedor en el estribillo que lo deriva irremediablemente hacia el electro-pop.