BOBITO es el proyecto más personal de Roberto López, co-líder de la banda murciana CLARA PLATH. Su primer trabajo discográfico es el EP "El Verano de las Cenizas" (Flor y Nata Records, 18), seis canciones como seis soles, o mejor en su caso, sombrías lunas.
Después de disfrutarlo estos últimos años con la banda me imaginaba a un Roberto en solitario con un trabajo rebosante de luminosos sintes, desmarcándose de la línea más rockera de CLARA PLATH. Pues bien, me equivoqué de cabo a rabo; se muestra más oscuro, fusionando ritmos dream-pop con el post-punk más enrabietado, transmitiendo melancolía, y amargura. Todo bien engalanado con guitarreo y distorsión a tutiplén.
Solo en el arranque "No puedo entenderte" los teclados se erigen verdaderos protagonistas, con ese lúgubre loop de piano que te va acompañando durante todo su metraje, para desenredarse en el puente derivando hacia rutilantes sintes en el estribillo. La aparición de la trompeta culmina un corte tan inquietante como inspirado.
Después de un inicio tan solvente llega "Piramidal" (clip insertado a pie de reseña) y con ella una explosiva combinación de potencia, distorsión y emotividad. Una canción para enmarcar, con un desarrollo in crescendo, alcanzando proporciones épicas hasta ponerte la piel de gallina.
La agridulce "Indurain" nos da un pequeño respiro, con esos tímidos sintes ensoñadores que acrecientan su evidente sabor a The Cure, una delicia. Y llega "Celofán" y vuelve el desasosiego y la rabia. Un tema que a medida que avanza se va encolerizando adquiriendo tintes claustrofóbicos en un tremendo final, coronado con un lapidario e insistente: <<Cállate tú cállate ya>>.
Después de disfrutarlo estos últimos años con la banda me imaginaba a un Roberto en solitario con un trabajo rebosante de luminosos sintes, desmarcándose de la línea más rockera de CLARA PLATH. Pues bien, me equivoqué de cabo a rabo; se muestra más oscuro, fusionando ritmos dream-pop con el post-punk más enrabietado, transmitiendo melancolía, y amargura. Todo bien engalanado con guitarreo y distorsión a tutiplén.
Solo en el arranque "No puedo entenderte" los teclados se erigen verdaderos protagonistas, con ese lúgubre loop de piano que te va acompañando durante todo su metraje, para desenredarse en el puente derivando hacia rutilantes sintes en el estribillo. La aparición de la trompeta culmina un corte tan inquietante como inspirado.
Después de un inicio tan solvente llega "Piramidal" (clip insertado a pie de reseña) y con ella una explosiva combinación de potencia, distorsión y emotividad. Una canción para enmarcar, con un desarrollo in crescendo, alcanzando proporciones épicas hasta ponerte la piel de gallina.
La agridulce "Indurain" nos da un pequeño respiro, con esos tímidos sintes ensoñadores que acrecientan su evidente sabor a The Cure, una delicia. Y llega "Celofán" y vuelve el desasosiego y la rabia. Un tema que a medida que avanza se va encolerizando adquiriendo tintes claustrofóbicos en un tremendo final, coronado con un lapidario e insistente: <<Cállate tú cállate ya>>.